Nací en la ciudad de México en el año de 1975. Siempre he sido un dibujante, pero me hice consciente de ello hasta bien entrada la juventud, cuando me cayó lo que entonces pensé que era un rayo de mala suerte ¡por segunda vez¡

Todo cuanto sé en relación al dibujo lo he aprendido de los libros y la experiencia personal. Introducirme al mundo del arte fue en el caso particular una decisión en extremo difícil, pero inevitable y tal como me imaginé no hay marcha atrás.

La juventud sentimental e inexperta y decisiones equivocadas provocaron un círculo vicioso que degeneró en enfermedad. Puedo decir que atravesé un oscuro periodo de tinieblas. Estuve cerca de perder la vista, es una de las cosas que una diabetes de 16 años puede regalarte en tu 27 aniversario.

Mi carrera como abogado se vio frustrada y me vi obligado a regresar a casa con mis padres, no podía manejar ni leer y apenas podía dibujar, hubo una etapa en la que no podía cruzar la calle. El formato de mis obras aumentaba mientras mi visión disminuía, mi cuerpo comenzó a pedir a gritos el trato que necesitaba y me vi forzado a satisfacerlo. La disciplina y una buena voluntad se convirtieron en requisitos indispensables para la supervivencia.